HISTORIAS DEL MUNDIAL: La eficacia de Paolo Rossi desmanteló al jogo bonito

Los enfrentamientos entre Italia y Brasil en mundiales a lo largo de la historia han merecido entrar en la categoría de clásicos porque han sido encuentros en fase decisiva o con trofeos en juego jugados encarnizadamente y donde dos estilos muy definidos y opuestos se han enfrentado: Por un lado el eficiente y pragmático catenaccio italiano con defensas férreas y delanteros efectivos y por el otro lado la magia, toque y espectáculo del alegre fútbol brasileño que con su jogo bonito ha seducido al mundo y enamorado a los amantes del buen fútbol. En la segunda fase de grupos de la Copa del Mundo España 1982 se enfrentaron por cuarta vez en Mundiales en un partido que no estaba previsto en las predicciones acerca del desarrollo del torneo.

La selección italiana llegó a este partido sin desplegar su mejor juego y con una enorme deuda con el fútbol. Pasó de primera ronda con trío de empates y clasificando por la diferencia de goles a favor dejando damnificado al debutante Camerún y en medio de una guerra entre el equipo y la prensa que terminó por cerrar las puertas al periodismo en el inédito silenzio stampa, en una época donde las ruedas de prensa no eran obligación. Por clasificar de segunda en su grupo debió enfrentar un verdadero grupo de la muerte en la segunda fase teniendo que jugar por un cupo a semifinales contra Argentina y Brasil. Ante la primera finalmente logró ganar por 2-1 pero enfrentarían al duro escollo brasileño.

Paolo Rossi era la carta de gol del entrenador Enzo Bearzot pero su entrada a la convocatoria no estuvo exenta de polémica. En 1980 fue sancionado por tres años, luego reducidos a dos por su implicación en el escándalo de apuestas denominado Totonero, y apenas pudo jugar tres partidos con la Juventus antes de la Copa del Mundo. Bearzot no sólo le convocó sino que lo hizo titular y por ahora en cuatro partidos no había anotado mientras la prensa italiana se cebaba con ambos despiadadamente.

En cambio Brasil de la mano de Telé Santana estaba en un momento de forma formidable. Había ganado todos sus partidos de manera contundente y era el máximo favorito para ganar el título. Ante Argentina goleó 3-1 en el partido donde Maradona se fue expulsado por agredir a Batista y solo le bastaba el empate ante los italianos para pasar a semifinales. Nunca en la historia del fútbol brasileño se había juntado tanto talento en el mediocampo con la estrella del Flamengo Zico, Paulo Roberto Falcão, Sócrates y Toninho Cerezo a los que se juntaban los nombres de Oscar, Leandro, Júnior, Eder y Roberto Dinamite. Era jogo bonito en estado puro: ganaban y gustaban. Sin embargo y a pesar de haber ganado contundentemente era un equipo que adolecía de serios problemas en defensa que sus rivales, en especial Escocia y la Unión Soviética habían dejado al descubierto pero que se compensaban con contundencia ofensiva.

Por disposición del Comité Organizador el grupo completo se jugaría en Barcelona, pero no en el Camp Nou sino en el Estadio Sarriá del Espanyol y se dieron cita el 5 de julio por un cupo a semifinales. Italia estaba obligada a ganar mientras que a Brasil solo le bastaba el empate.

Y aunque Brasil salió a arrollar al rival fue Paolo Rossi a los 5 minutos que conectó un centro adelantado de Antonio Cabrini para abrir el marcador. El gol en contra no amilanó a los brasileños que empataron siete minutos después por intermedio de Sócrates. Pese al dominio y a la posesión de Brasil en el minuto 25 nuevamente Rossi, que robó un esférico pasado por Toninho Cerezo hacia Júnior batió por bajo a Waldir Peres para el 2-1 de la Azzurra. Así terminó la primera parte.

El segundo tiempo fue el verdadero choque de estilos. Con Brasil buscando furiosamente el gol del empate y chocando con la defensa, el portero Dino Zoff y hasta los postes frustrando a la canarinha, hasta que en el minuto 68 cuando Falcão desde la banda derecha recibió un pase de Júnior y mientras Toninho Cerezo arrastraba marcas al llegar al área se inventó una finta para descolocar a tres defensores y clavar el esférico fuera del alcance de Zoff para el 2-2 que daba el pase a Brasil. Aún así Brasil no se conformó y quiso buscar el triunfo pero concedió en el minuto 74 un saque de esquina innecesario. El cobro fue despejado a la frontal del área donde Francesco Graziani disparó y Rossi la desvió para anotar el 3-2 y llevarse el balón a casa. Todavía Italia pudo aumentar la diferencia en el minuto 86 pero el gol de Giancarlo Antognoni fue anulado por un fuera de juego mal señalado mientras que en la jugada final Dino Zoff salvó la jugada de Oscar para dar cifras definitivas al mejor partido de España ’82.

Este partido le dio impulso a Italia que en lo sucesivo no volvió a perder para ganar su tercer mundial mientras que para Paolo Rossi fue una resurrección. A su hat-trick ante Brasil se le suma dos goles en semifinales ante Polonia y abrir el marcador en la Final ante Alemania para sumar 6 dianas, ser máximo anotador y ganar el Balón de Oro tanto del Mundial como del año 1982.

Mientras que para Brasil fue la decepción de uno de sus mejores equipos y el mejor mediocampo de su historia. Con amargura Zico se refirió a este partido como «el día en que murió el fútbol». Y razón no faltó ya que en los años venideros Brasil fue perdiendo su toque mágico para ceder su lugar al tacticismo estilo europeo, tal como se evidenció en el campeón de 1994. España ’82 no fue para el fútbol lírico.

Acerca de Bienvenidos al blog de Roberto Sánchez L.

Único e inimitable, multifacético que me gusta todas las cosas que hago. Amante del deporte, aficionado apasionado de la política, soy también programador, músico, articulista y actualmente Politólogo
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