La historia de este partido comenzó en 1960 cuando se produjo la independencia del Congo Belga y tras una serie de golpes de estado llego al poder el general Joseph-Désiré Mobutu. En 1971, ya elegido presidente cambió el nombre del país a República de Zaire y gobernó de manera dictatorial el país hasta 1996 cuando un ejército rebelde lo expulsó del poder.
Mobutu estaba plenamente consciente de la importancia del fútbol para proyectar al país, habida cuenta de que desde 1970 África contaba con un cupo fijo para el Mundial e invirtió grandes sumas de dinero para formar una selección competitiva y clasificar a Alemania ’74. De la mano del yugoslavo Blagoje Vidinic como entrenador alcanzó el cupo mundialista venciendo a Togo y Camerún en las fases previas y luego en la fase final derrotando de manera invicta a Marruecos y Zambia. La clasificación al mundial de 1974 fue la joya de la corona para un año que también tuvo para el país el célebre concierto de la Fania All-Stars en África y el combate del siglo entre Muhammad Alí y George Foreman, ambos eventos en Kinshasa. Además Zaire se convertía en el primer país del África Negra (o subsahariana) en llegar al Mundial.
Encuadrados en el Grupo B debían jugar contra Escocia, Yugoslavia y Brasil, campeona defensora. Ante los escoceses jugaron un partido decoroso y apenas cayeron 0-2. Pero el desastre vino en el segundo partido: Tras ese partido y una vez enterados de que el gobierno no pagaría los premios prometidos por clasificar a la Copa del Mundo los jugadores zaireños se declararon en huelga y jugaron ante Yugoslavia forzados por los agentes del Régimen. Yugoslavia venció 9-0. Antes del tercer partido ante Brasil los agentes identificados como guardia presidencial tomaron el hotel de concentración, impidieron el acceso a la prensa y enviaron a los jugadores un mensaje escrito presuntamente por el presidente. Decía: Si pierden por más de 3 goles no regresarán a casa según recuerda Mwepu Ilunga, jugador de esa selección. Coincidencialmente Brasil necesitaba ganar por 3 goles para asegurarse la clasificación a la segunda ronda.
En Gelsenkirchen el 22 de junio de 1974 se jugó el partido. Según cuenta Ilunga entraron al campo con el miedo metido en el cuerpo ante semejante amenaza y enfrentando a una Brasil necesitada que no iba a tener contemplación. A los 12 minutos la canarinha abrió la lata por intermedio de Jairzinho y los zaireños corriendo por sus vidas se fueron al descanso con 0-1. En el segundo tiempo Brasil continuó dominando y Rivelino anotó el 2-0 a los 66 minutos y para los «leopardos» la pesadilla se iba haciendo realidad y Valdomiro a los 79 minutos dio cifras definitivas. Tal fue el horror de lo que estaban viviendo los jugadores africanos que ocurrió lo siguiente:
Con 3-0 ganando Brasil se pitó una falta para tiro directo que cobraría Rivelino. Cuando la barrera ya estaba dispuesta el lateral derecho Mwepu Ilunga saltó de la barrera y despejó el balón lejos para evitar que Rivelino anotara el cuarto gol brasileño. Esa acción sería castigada apenas con una tarjeta amarilla. ¿Desconocimiento de las reglas del fútbol? Todo lo contrario. Ilunga dijo esto al respecto: “Lo hice a propósito. Por supuesto que conocía las normas del juego. Había jugado muchos años al fútbol antes de ese partido. ¿Cómo demonios iba a no saber las reglas? No tenía ninguna razón para continuar jugando. No quería arriesgarme. Conozco las reglas muy bien. Quería marcharme del partido. Intentaba forzar mi expulsión, pero el árbitro no fue severo conmigo y sólo me mostró una tarjeta amarilla… Los jugadores brasileños se reían, pensaban que era divertido. Los aficionados también. Me sentía muy enfadado con ellos en ese momento. No sabían la presión que estábamos sufriendo nosotros como para que encima tuviéramos que aguantar sus burlas. Fue muy doloroso”.
Ese momento hasta la fecha ha sido aún objeto de hilaridad especialmente por quienes no entendieron la razón de esta acción. Mwepu Ilunga pateó por su vida y la de sus compañeros. Habiendo perdido 3-0 por el momento la selección de Zaire pudo regresar a Kinshasa, pero fueron condenados al ostracismo absoluto. Mobutu había prohibido las recepciones a la llegada de la primera selección del África Negra en un mundial. En 1996 la rebelión de los tutsis terminó por expulsar del poder a Mobutu Sese Seko luego de 36 años como hombre fuerte y el dictador zaireño falleció al año siguiente en el exilio en Marruecos, mientras Zaire pasaba a llamarse República Democrática del Congo. Apenas en 2022 la selección congoleña estuvo muy cerca de volver a la Copa del Mundo cayendo en la tercera ronda final ante Marruecos.
Cita para las declaraciones de Mwepu Ilunga en Panenka.org: https://www.panenka.org/miradas/la-pesadilla-zaire-alemania74/
Bienvenidos al Blog de Roberto Sánchez Labrador 